01 de enero 2022

Recientemente, la farmacéutica estadounidense Moderna en conjunto con la Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el SIDA (IAVI), anunciaron que se ha iniciado como parte de un ensayo de fase 1, la administración en seres humanos de una vacuna contra el VIH en base a tecnología de RNA mensajero, la misma que se utilizó para desarrollar la vacuna contra el SARS-CoV-2. Esto con el fin de inducir anticuerpos neutralizantes como objetivo primordial de la estrategia de vacunación.

La tecnología de vacunas basadas en RNA mensajero y que se remonta a la década del 2000, ha investigado su uso especialmente en el tratamiento contra el cáncer, pero también en la prevención de ciertas enfermedades infecciosas como el virus Nipah, Zika y CMV entre otros.

En la última década, el aporte de la ciencia con su tecnología e innovación ha sido clave para lograr reducir la mortalidad por SIDA entre un 40% y 50%. Sin embargo, a la fecha, la vacuna para prevenir el VIH no ha tenido buenos resultados. Desde el año 2003, se han debido suspender 3 de los 6 ensayos de eficacia en fase 3 realizados a gran escala. El ensayo tailandés RV 144 concluyó el 2009 y reportó una eficacia cercana al 30%. El estudio HVTN 702, Uhambo, realizado en Sudafrica se detuvo el 2020 por falta de eficacia ya que no se encontraron diferencias con respecto al uso de placebo. A diferencia de los anteriores, los estudios HVTN 703 y 704 utilizaron anticuerpos neutralizantes, y si bien demostraron una eficacia en la producción de anticuerpos, se observó que éstos se reducen con el tiempo, son dosis dependiente y diferentes según el clado predominante en cada región. El estudio Imbokodo realizado en mujeres se detuvo en agosto del 2021 debido a una baja eficacia reportada de un 25%. Actualmente el estudio Mosaico como dice su nombre, se basa en la combinación de varias proteínas del virus VIH que se agregan genéticamente a un vector viral y se encuentra actualmente finalizando su fase de reclutamiento.

Las dificultades en el desarrollo de la vacuna contra el VIH se deben principalmente a la alta variabilidad antigénica del virus provocada por su destacada capacidad de tolerar mutaciones en su material genético. Por otro lado, su glicoproteína altamente glicosilada le otorga poca inmunogenicidad y le permite fácilmente protegerse del reconocimiento del huésped.

La extraordinaria rapidez en lograr una vacuna eficaz para el COVID-19 se debió en parte a décadas de estudio y de perfeccionamiento en estrategias de vacunación, incluyendo las de RNAm contra el VIH. Gracias a esto ya se replicó la tecnología de RNA mensajero contra el VIH en animales y mostró prometedores resultados reportando ser segura en disminuir el riesgo de infección en un 79%.

Sin embargo, no podemos proyectar al VIH el éxito logrado con el virus SARS-Cov-2. Los históricos intentos fallidos con las múltiples estrategias de vacunación utilizadas contra el VIH nos obligan a mantenernos cautos en este nuevo intento, pero sin perder la perspectiva de que cada avance se va sumando a los anteriores y nos acercan cada vez más a un prometedor futuro.

Aporte realizado por Comité Consultivo de VIH – Sociedad Chilena de Infectología